O mejor dicho, os presento a Mi Marco y Mi Elea. Quizás tú tengas otros en mente, quizás incluso se acerquen más a los reales protagonistas.
Porque
os he de confesar algo, aunque empezaron con estos cuerpos y estas ideas, Marco y
Elea han adquirido tanta realidad, tantos matices, tanta
individualidad en su historia...que ninguna imagen de hombre y mujer podría ya ajustarse 100% a ellos. Sin embargo, así es como los veo yo:
MARCO es un tipo práctico. Seguro de sí mismo. Ambicioso en términos profesionales. Tenaz.
Ha cerrado su lado más emocional, se muestra un poco incrédulo en todo
aquello referente a los sentimientos. Hasta que llega ella: la chica que lo rechazó en su pasado, aunque ahora Marco no esté tan dispuesto a perderla de nuevo.
Marco no es un superhéroe sin defectos. Te lo aseguro. Sin embargo, al conocerle, pude calzarme sus zapatos y entender los errores que arrastra, enmarcados en un momento de inmadurez.
Marco es masculinidad. Será ternura.
Marco es atracción. Será compromiso.
Marco es impaciencia. Será constancia.
Marco es humano. Pero está dispuesto a todo por ella...por eso será fácil quererle (al menos, nos resultará fácil a nosotras...).
ELEA es muy emocional. Entregada a su trabajo, que es su gasolina, su tabla de salvación para algunos momentos en los que parece que no puede acogerse a mucho más. Es sensible. Le gusta la naturalidad. Tiene una lucha interior con sus instintos, tan contradictorios en algunas ocasiones, de repente tan poco racionales...con la persona que menos le conviene, por el lugar que ocupa en su mundo.
Elea es una mortal más. Como tú y como yo. Eso es lo que he sentido al conocerla, y lo que he querido transmitir con palabras.
Es una chica con mil y un matices. Exacto, como tú o como yo. No es insegura, aunque tenga sus momentos de inseguridad. Prudente por naturaleza, aunque se desmelene de vez en cuando. Una chica que pelea día a día con su trabajo, con su formación, con su economía, con las expectativas de la gente que la rodea, y...con una vida que se le ha desviado del camino que ella había trazado. ¿Y a quién no?
De ella me ha enamorado su naturalidad. Su compromiso con todo aquello en lo que cree. El cariño que desprende.
LO MEJOR DE ELEA, ES QUE SU VIDA PODRÍA SER LA TUYA O LA MÍA. QUE SUS MEJORES MOMENTOS PODRÍAN TAMBIÉN SER LOS NUESTROS.
¿Qué encontrarás en su historia?
PASIÓN.
INTIMIDAD.
COMPROMISO.
Es una historia en la que los MOMENTOS importan. Porque hay ocasiones en la que conocemos a las personas idóneas en los momentos más inoportunos.
El tiempo se ha detenido ahora,los dos abrazados, cuando soy consciente de que es nuestra despedida. De que no la volveré a tener entre mis brazos, ni consolaré de nuevo su llanto, que sus rizos no me envolverán, ni sus mejores momentos serán más míos.
Y, si este es nuestro último momento, no me perdonaré nunca si lo estropeo. Siempre hemos sido malísimos en las despedidas. No quiero este recuerdo, si es la definitiva. Así que no le permito que hunda más su cabeza en mi hombro, sintiéndose culpable. Limpio las lágrimas que arrasan su rostro y contemplo sus ojos vidriosos y absortos. Joder. Ya los añoro, y aún los contemplo. Sé que estoy tragando saliva porque percibo que hasta ese mínimo detalle me cuesta. Y le susurro que no pasa nada, que no se preocupe, que es especial, que los momentos compartidos han sido maravillosos a su lado, que no los cambio, que no, que aunque pudiera no lo haría. Y que me tendrá para lo que necesite, que estaremos cerca, lo sé. Y que la voy a besar. Por última vez. Y que será el mejor momento de mí día, porque no me perdonaría nunca no besarla por última vez. Y la beso antes de que ella me pare, antes de que me lo impida. Un beso dulce porque es suave, un beso de despedida, salado, bañado por sus lágrimas, impregnado por las que yo contengo.
Y lo que me cuesta salir de allí y dejarla. Joder. Lo que me cuesta y lo hecho mierda que estoy. El trabajo que me cuesta andar los pasos, como un autómata. Y aun así lo hago. Y aun así los doy. Y aun así la pierdo.
