Si ya has leído NMM ya sabrás la relevancia del ejercicio de cribar los tres mejores momentos del día.
Cuando Elea me "contó" ese sencillo ejercicio de inteligencia emocional, me animé a realizarlo mentalmente cada día al acostarme, incluso en alguna ocasión lo compartí con el Sr. Paciente en voz alta.A pesar de ser un ejercicio muy básico, me encanta porque en mí consigue varios efectos:
1. Me permite darme cuenta de que cada día tiene momentos especiales, que quizá hayamos vivido casi "de puntillas", sin valorarlos del todo. A veces, un simple café con leche en buena compañía es un momento ideal. Un rato de lectura en un día especiamente ajetreado. La llamada cariñosa de alguien de tu alrededor que simplemente tiene ganas de oírte. Unas risas inesperadas con una compañera de trabajo. Ese pequeño placer dulce que te permites cada día. Disfrutar de una comida que han preparado especialmente para ti. Ese momento sofá acompañado de una charla sobre el día, arrebujados los dos. Esa sonrisa dirigida especialmente a ti de una persona especial. Ese momento despertar, con cinco minutos de regalo, con los mimos, el abrazo, y los ojos adormilados de la persona amada.
¿Para qué más?
¿Para qué más?
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2. Cuando llevo unos días realizando el ejercicio, soy más consciente de que estoy viviendo un buen momento cuando está ocurriendo, y por lo tanto, de disfrutarlo. Es la conciencia plena (si ya conoces el mindfulness me entenderás) aplicada a las situaciones placenteras cotidianas. Es ese convencimiento de que estás disfrutando, de permitírtelo, sin pensar en lo que harás después o lo que deberías estar haciendo. Es aunar los cinco sentidos en el momento de placer que estás viviendo, sin perseguir ningún otro objetivo.
Sin prisas.
Sin listas.
Sin culpas.
Sin prisas.
Sin listas.
Sin culpas.
3. Y por último, aprendo que esto es la felicidad. Que los grandes placeres pueden estar ahí de vez en cuando, sí, pero que los pequeños placeres nos pueden hacer felices cada día si sabemos verlos. Que estoy segura que un paseo por París te hará feliz. Pero que también estoy segura de que si abres bien los ojos podrás disfrutar de un paseo con alguien especial, en ese lugar cercano a tu casa por el que has pasado mil veces y ninguna de ellas has saboreado. Que probablemente un ascenso en el trabajo te hará feliz cuando lo consigas. Pero que si consigues disfrutar cada día con lo que haces en el curro, si consigues ilusionarte con esa sonrisa que has recibido de esa persona a la que has ayudado, o ese pequeño reto que has alcanzado...puedes ser feliz ya.
Hoy mismo.
Sin esperar al verano.
Al viaje.
Al fin de semana.
Sin esperar más.
Hoy mismo.
Sin esperar al verano.
Al viaje.
Al fin de semana.
Sin esperar más.